jueves, 23 de febrero de 2012

Capítulo 6

Capítulo 6. La verdad.
La casa de Marta estaba tal y como la recordaba. Algunas cosas habían cambiado, pero todo seguía igual. No iba a su casa desde hace meses. Aún seguía agarrado a Marta, no quería soltarla, me daba cosa.
-Siéntate en el sofá.
-Antes dame un vaso de agua, estoy seco.
-¿Has venido corriendo desde el momento en el que te hablé?
-Ehh… Sí.
-¡Qué tonto eres!
-Me sentía mal.
-¿Tú? Tú no has hecho nada.
-Sí, te he hecho llorar tonta.
-¡Qué bobo!- dijo sacando una sonrisa.
-Menos mal que ríes, ya pensé que me ibas a odiar.
-Sabes que es imposible odiarte.
Marta sacó un vaso, lo llenó de agua y me lo dio. Me lo bebí muy rápido y aún seguía seco.
-¿Quieres más?
-Sí, por favor.
Me dio otro vaso y cuando terminé de bebérmelo nos fuimos al sofá.
-¿Qué has querido decir con que sabes lo que me pasa?
-Pues eso, que sé lo que te pasa.
-Ya… seguro.
-No lo diré si no quieres oírlo, pero ya sé porque te enfadas y pones de excusa a Alex.
-¡No lo sabes!
-Te gusto yo.
-Eso… eso no es cierto.
-Entonces, ¿por qué estás tan nerviosa?
-Porque no tiene sentido esto.
-Es cierto, no tiene sentido que me haya recorrido toda la calle corriendo para venir a tu casa. Creo que debería irme.
Nos levantamos a la vez del sofá y me agarró del brazo.
-Quédate a dormir.
-¿¡Qué!?
-Por favor.
-Pero…
Marta me miraba con cara  de pena y yo estaba algo confuso.
-Bueno, vale… pero tus padres… ¿no dirán nada?
-No vendrán. Iba a llamar a Nuria, pero me notará rara y no quiero que me pregunte nada.
-Bueno, pero tendré que traerme ropa para mañana y la mochila.
-Te espero aquí.
-Regreso enseguida.- le dije mientras le guiñaba un ojo.
Regresé  a mi casa algo más tranquilo. No sabía qué se le había metido a Marta en la cabeza y creí que necesitaba compañía. Cuando llegué a mi casa mi madre aún no había vuelto. Qué raro, ¿dónde se habrán metido?, era raro porque nunca habían estado fuera tanto tiempo y mi padre aún seguía trabajando. Entré en mi cuarto y cogí un pijama, las zapatillas y ropa para mañana, lo metí todo en una bolsa y cogí mi mochila. También cogí mi cepillo de dientes. Creo que ya está todo. Cogí una nota y empecé a escribir.
“Mama, me quedo en casa de Ángel a dormir que me ha invitado no te preocupes. Javi.”
No podía decirle que me quedaba en casa de Marta, se pensaría otra cosa. También avisé a Nuria y le dije que me quedaría en casa de mi tía para estar con mi primo. Después de hablar con Nuria me dirigí a casa de Marta, estaba algo impaciente así que fui en moto. Mientras iba, vi a Alex y me levantó la mano para que me parara.
-¿Qué quieres?-dije algo enfadado.
-Quería pedirte perdón, no sé por qué reaccione así.
-No pasa nada, ¿empezamos de nuevo?
-Por mí, bien.- dijo feliz.
-Bueno, me voy que tengo prisa, pídele perdón mañana a David que fue con quien te peleaste.
-Lo haré.
Seguí mi camino hasta casa de Marta y llegué pronto. Llamé a la puerta y Marta me abrió feliz.
-Gracias por quedarte conmigo.
-De nada, ¿dónde dejo esto?
-Ponlo en mi cuarto. He sacado unas hamburguesas del congelador para cenar. ¿Te apetece?
-Claro que sí. ¿Te importa si me ducho?
-No, para nada, yo me duché antes. Voy a ponerme el pijama y sigo con la comida, también haré patatas fritas.
-Vale, ahora te ayudo.
Entré en el baño y dejé el pijama encima del váter. Empecé a desnudarme y de pronto Marta entró. Me puse las manos entre las piernas y ella se exaltó.
-Perdón, perdón, ¡qué rápido eres!- dijo muy roja. –Solo venía a decirte que cogieras una toalla de ahí.
-No pasa nada.- dije riendo. –Gracias, pero no sé por qué te pones tan roja como si no me hubieras visto desnudo.
-Anda, calla, que esa vez no la quiero recordar.
-Bueno, me ducho.
-Ah, sí, sí, perdón ya me voy.
Marta salió del baño y cerró la puerta. Ya estaba solo para ducharme tranquilo. El agua templada caía por mi cuerpo mientras cantaba, estaba feliz y se me notaba mucho, Marta nunca me había invitado a dormir en su casa y eso me daba también vergüenza. Puse el agua algo más fría, aún hacía algo de calor en septiembre. De pronto vi un azulejo con una raja y recordé como se rompió. Fue el día en el que Marta me vio desnudo y también dos o tres personas más. Fue hace dos años, el 15 de agosto, mi décimo quinto cumpleaños.
Era 14 de agosto de 2009. Íbamos a celebrar el cumpleaños de Marta y el mío, ya que ella cumple el 14 y yo el 15. Marta ofreció su casa para celebrarlo ya que era la primera noche que sus padres la dejarían sola por negocios, yo había quedado con Ángel antes para ir a comprar un regalo para ella.
-¿Dónde te habías metido Javi?- preguntó Ángel.
-Me estaba echando una siesta.
-Me tienes contento tío. Démonos prisa, hay que estar dentro de una hora en casa de Marta.
-Ya lo sé, ayer me llamó el dependiente de la tienda para decirme que el regalo había llegado ya.
-Pues vámonos a recogerlo.
Habíamos apartado una foto de toda la pandilla dentro de una bola de nieve, se lo había visto a una amiga de mi madre y me gustó la idea. Aparte también le habíamos comprado una camiseta de su estilo. Tardamos media hora en llegar a la tienda, pero nos fuimos muy rápido porque no nos daba tiempo a llegar a casa de Marta.
Cuando llegamos a casa de Marta, todos estaban allí ya. Nuria, Laura, David, Miguel y la anfitriona, por supuesto. Era nuestra pandilla entonces.
Celebramos los cumples como si fueran el mismo día. Después de cenar, las chicas vinieron con una tarta que habían hecho entre las 3. Los chicos flipamos con lo que habían hecho, era increíble. Marta puso dos velas, el 1 y el 5, y las encendió.
-Javi ven, vamos a soplar las velas juntos.
-Voy.
Nos echamos fotos mientras comíamos tarta y manché a Laura la nariz de merengue, por ese tiempo me parecía la chica más guapa que conocía. Después, Ángel propuso jugar a la botella, pero nosotros no habíamos jugado nunca. De pronto, Ángel sacó de una bolsa una botella de Vodka. Todos lo miramos extrañados.
-Hacemos girar la botella y al que le toque bebe un chupito y le da un beso a la persona que le toque.
Todos jugamos, hasta Marta que ahora no bebe nada. Todos nos dimos besos en la boca. Nadie se libró, hasta hubo uno con lengua, Laura conmigo. La botella nos la bebimos entera y todos entre chupito y chupito acabamos borrachos. Nuestra primera borrachera juntos. Marta estaba fatal y acabó vomitando. Yo la acompañé al baño, me resbalé y me agarré al grifo, encendí la ducha y me mojé con agua fría. Cogí la ducha y empecé a pegarle a la pared. El resultado fue azulejo rajado, ducha rota y yo empapado. Hasta que a David le dio por venir para ver cómo estábamos y cerró el grifo. Al no tener ropa para cambiarme me desnudé y empecé a correr por medio de la casa, todos me vieron desnudo.
Si que tiene historia este azulejo, que recuerdo más malo. Desde entonces Marta no bebe, solo bebió una vez.
Cuando salí del baño ya aseado y con el pijama, Marta se rio
-Cantas muy bien en la ducha.- dijo riendo.
-Gracias.- me reí yo también.
Terminamos de hacer la cena entre los dos y estuvo muy bien. Aún eran las nueve y media y hoy echaban en la tele una nueva serie que ambos teníamos ganas de ver, así que mientras hacíamos zapping. Le dije que yo recogía la mesa y las cosas para que ella descansara en el sofá. Cuando terminé llegué al salón y me senté cerca de ella. La abracé y ella apoyo la cabeza en mi brazo.
-Gracias Javi, eres un gran amigo.
-Por ti haría cualquier cosa.
-Gracias… Por cierto, lo que dijiste… es verdad.
-¿A qué te refieres? ¿A lo de verme desnudo?
-¡No tonto! A lo de que me gustas. ¿Desde cuándo lo sabes?
-Solo lo sospechaba, pero no sabía si era verdad.
-Ah, pues ya lo sabes, pero no quiero que pase nada.
-Mejor, no quiero perderte como amiga.
La serie empezó al ratito y estuvimos viéndola. Era una serie de risa, pero era algo malilla. Fuimos al baño a asearnos y luego volvimos al sofá.
Al ratito, me di cuenta de que Marta se había quedado dormida encima de mí. La cogí en brazos con cuidado, pero se despertó y se asustó.
-¿Qué haces?
-Te llevo a la cama.
-Suéltame, sé ir sola.
-¡Qué tonta eres!
-Saca la cama que está debajo de la mía.
-Ya lo he hecho.
-Pues ya podemos dormir, toma la almohada de tu cama.
Ambos nos acostamos y pusimos el despertador para mañana. Teníamos que ir al instituto aunque no queríamos. Hablamos un poco sobre las clases,  pero me estaba quedando dormido.
-¿No tenías sueño?- dije bostezando.
-Vale, vale, ya dormimos.
-Mejor.
Estuvimos unos minutos en silencio.
-Javi…
-Dime.
-¿Te acuestas conmigo?
Me sonrojé, no sabía qué hacer.
-Ehh… no sé.
-Dormiré más tranquila si me abrazas.
-Bueno, vale.
Me levanté y me acosté a su lado, ella se giró hacia mí y nos abrazamos.
-Ahora estoy mejor, gracias.
-De nada. Vamos a dormir.
Me miraba fijamente y me sentía algo incómodo, yo también la miraba, no sabía qué hacer. Acerqué mis labios a los suyos y le di un pequeño beso en la boca.
-Buenas noches, Marta.
-Bu… buenas noches, Javi.
Se giró y cogió  mi brazo hasta ponerlo encima. Ambos nos quedamos dormidos, pero no sé quién se quedó antes.





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