Capítulo 4. La cita.
Ya estaba
terminando de prepararme para salir e ir a buscar a Natalia. Le dejé un mensaje
en el Tuenti para que bajara porque ya iba a ir a buscarla. En realidad era
para que Alex no nos viera.
-¿Hoy
también sales Javi?- preguntó mi madre asombrada. –Mañana tienes instituto así
que ya sabes.
-Lo sé mamá,
lo sé. Volveré más temprano de lo habitual.
Cogí algo de
dinero y fui en busca de Natalia.
Cuando
llegué ella estaba esperándome debajo de su casa. Se había puesto muy guapa.
Estaba asombrado y no sabía que iba a decirle cuando llegara hasta ella.
-¡Hola!
¡Estás guapísima!- dije espontáneamente.
-¡Hola!
Gracias, tú también. ¿Adónde vamos?
-Pues había
pensado en ir a cenar al restaurante
italiano que está cerca del parque.
-Me parece
buena idea. ¿Y luego?
-Luego ya
pensaré donde llevarte.
-Vale…
parece buena idea.
Empezamos a
andar hacia el restaurante, me metí las manos en los bolsillos y ella me cogió
por un brazo. Me puse algo colorado, estaba tan feliz y, además, ella era mayor
que yo, me sentía un chico con suerte.
-¿Y qué
estudias?- pregunté interesado.
-Estoy
haciendo un doble grado de física y química.
-Uff… Eso
parece difícil.
-Lo es, pero
me gusta.
-Eso es lo
importante.
-¿Y tú qué
quieres estudiar?
-Quisiera
ser ingeniero aeroespacial, pero la nota no me dará, o eso creo.
-Seguro que
la sacas, parece una carrera interesante.
-Ojalá.
-¿Este es el
bar?
-Sí, ¿pasa
algo?- temí
-No, es magnífico.-
dijo maravillada
-Me alegro de
que te guste. Ven, voy a preguntar por la reserva que hice.
-¡Qué
gentil!
Pregunté al
camarero sobre la reserva y nos llevó hasta la mesa. Ambos pedimos una coca
cola de bebida y ella quiso pedir unos panecillos como entrante hasta que
decidiéramos qué más pedir. Ella pidió unos raviolis a la carbonara y yo pedí
una pizza de la casa, y de entremeses pedimos una fondue y unos nachos con
queso y carne. Cuando el camarero se fue, empezó a hablar.
-Espero que
nos llegue el dinero.- dijo algo preocupada.
-No te
preocupes, yo pago.- dije sonriendo.
-No puedo
dejar que pagues tú.
¿Por qué no?
Yo te he invitado, insisto.
-Oh…
Gracias, eres una caja de sorpresas.
-Jajaja, no
es para tanto.
-Javi, ¿Pasó
algo en la fiesta? ¿Por qué mi hermano se vino?
-Fue… Tuve
algo de culpa…- dije preocupado.
-¿Os
peleasteis?
-No. No es
eso. Le molestó algo que hice, pero no le hice nada malo a él, es que…
-Seguro que
es por una chica.
-Sí, fue por
eso. Mi ex, que no me deja en paz.
-Entiendo. A
mi hermano le gusta esa chica, ¿no?
-Sí, es eso.
-Es raro
-¿Por qué?-
pregunté muy sorprendido.
-Porque mi
hermano es gay.
En ese
momento el camarero llegó con los entrantes y me puse a comer. Ella me miró.
-¿No lo
sabías?
-No, no lo
sabía.-mentí.
-Pues no le
digas nada, le cuesta decirlo.
-Vale. Bueno
ahora comamos antes de que la comida se enfríe.
-Me parece
muy bien.
Estuvimos en
el restaurante hasta las 11:15 de la noche. Charlamos de nuestros intereses,
cosas de nuestra vida, de lo que nos gusta y nos disgusta, mientras comíamos.
Es una buena chavala y me estaba empezando a gustar.
Cuando
salimos del restaurante fuimos a dar un paseo. La llevé a un monte que había a
las afueras de la ciudad en moto. Allí estábamos solos los dos, tumbados,
mirando las estrellas. Era un paisaje bellísimo.
-¡Qué bonito
lugar!- dijo ella feliz.
-Sabía que
te gustaría.
En ese
momento, ella se levantó y se puso encima de mí.
-¿Te gusta
lo que ves?- dijo mordiéndose el labio.
-Me encanta.-
dije sensualmente.
Levanté la
cabeza y nos besamos. No podía parar, era increíble. Besaba muy bien y estaba
disfrutando. Ella tampoco parecía estar molesta. Nos tendimos de lado mientras
seguíamos besandonos. Puse mi mano en su espalda y la fui bajando, pero ella
fue más rápida y antes de que yo tuviera mi mano en su culo ella ya tenía la
suya en el mío. De pronto la mano que tenía en mi culo la movió hacia la parte
de delante y empezó a tocármela. Separamos nuestros labios y su mano aún seguía
ahí.
-Mejor que
no.- dijo mientras quitaba la mano.
-No pasa
nada.- le dije tranquilo.
-Me ha
encantado la noche. Ojalá repitamos.
-Claro, el
fin de semana que viene.
-No creo que
pueda, ya te aviso yo.
-Vale.
-Llévame a
casa por favor.
-Ahora mismo.
Nos volvimos
a besar y nos levantamos. Se abrazó fuertemente a mí cuando estábamos en la
moto.
-¿Te
molesta?- preguntó preocupada.
-Para nada.-
dije feliz.
-Gracias.-
dijo sonriendo.
Tardamos 10
minutos desde donde estábamos hasta su casa. No dijo nada, pero sentí cómo me
abrazaba fuertemente. Cuando llegamos a su casa, se bajo, y nos volvimos a
besar.
-No estás
mal para ser un año menor que yo.- dijo riendo.
-¿Qué te
esperabas?-dije riendo.
-Adiós,
Javier.
-Hasta
mañana, Natalia.
Regresé a mi
casa e intenté no hacer mucho ruido, pero no sirvió de mucho, mi madre estaba
levantada.
-¡Javier!
¿¡Dónde estabas!? ¡Son las dos de la madrugada y mañana tienes colegio!- dijo
mi madre enfadada.
-Se me ha
hecho tarde. No te preocupes.
-¡Qué no me
preocupe! ¡Mañana a las 6 estás en pie!
-¡Pero mamá,
no es justo!
-¿¡Quieres
no salir el próximo fin de semana!?
-Vale… Hasta
mañana.
-Hasta
mañana.
Me preparé
para dormir y me fui a la cama. Estuve pensando en la gran noche que había
pasado con Natalia. Creo que empezaba a sentir algo. Dejé de pensar ya que
mañana tenía que levantarme temprano y me quedé dormido al rato. Mi madre
siempre cumple lo que dice.
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