jueves, 15 de marzo de 2012

Capitulo 7


Capítulo 7. Arrepentimiento.
Me desperté cuando sonó el despertador. Marta no estaba en la habitación y yo estaba en la cama de abajo. ¡Qué raro! Juraría que estaba en la cama de Marta. Me empecé a vestir para ir al instituto y me cogí la maleta. Salí de la habitación y ahí estaba Marta, poniendo el desayuno en la mesa.
-Me desperté antes.- dijo Marta.
-Ya me he dado cuenta.
-Por cierto, ¿cómo estás de la caída?- dijo riéndose.
-¿Me caí de la cama? Qué patoso soy.
-Sí, te caíste en la otra cama.
-Ya decía yo.-dije riendo
-Bueno, desayunemos.
Marta había hecho dos tazas de cola cao calentito y había tostado unos cruasanes para untarles nocilla.
-Como sigamos comiendo así de lentos llegaremos tarde.- dije dándome prisa.
-Tienes razón, aligerémonos.
Ambos terminamos rápidamente de desayunar y fuimos a asearnos. Cuando terminamos, cogimos las mochilas y salimos de la casa. Tuvimos que correr porque llegábamos tarde. Ambos llegamos tarde a clase. A mí me echó una bronca el profesor de inglés y me tuve que sentar con Alex porque el único sitio libre era el que estaba a su lado. Le saludé e intenté hablar poco para atender algo, aunque acabamos hablando de nuestras cosas.
Las tres horas antes del recreo se me hicieron interminables. Salí de la clase con ganas y fui con David y Ángel hacia fuera. Nos sentamos en un banco y esperamos a que bajaran todos. La clase de humanidades tardó más en bajar porque tenían latín y su profesor se enrolla mucho. Cuando Laura salió de clase fue a hablar con Marta. Al rato todos escuchamos gritos.
-¡Puta! ¡Eres una puta!- gritaba Laura a Marta.
-¡Relájate, yo no he hecho nada!- gritaba Marta.
-¡Javi es mío! ¿¡Entiendes!?
-¡Yo no he hecho nada con Javi! ¡Estás paranoica! ¡Acéptalo, Javi ya no te quiere!
Me fui corriendo avergonzado, me metí en el baño y entré en un váter. Cerré con pestillo. No quería saber lo que pasaba fuera. Todo es por mi culpa, me repetía una y otra vez. De pronto, noté cómo una lágrima salía de uno de mis ojos. Me lo merezco. Alguien llamó a la puerta.
-Javi, sal de ahí.
Era Alex. ¿Cómo sabía que estaba aquí? No quería que me viera así.
-Déjame…
-No me iré de aquí hasta que no salgas.
Alex cerró la puerta del baño una vez que vio que no había nadie.
-No seas pesado, no quiero salir. Se están peleando por mi culpa, no debería haberme quedado a dormir en casa de Marta ayer.
-No es tu culpa. Yo te vi llegar a casa de Marta y… se lo dije a Laura. No pensé que fuera a pasar esto.
Me sequé las lágrimas y salí fuera.
-Siempre he hecho lo que he querido. Me lo merecía, merecía que me pararan.
-Lo siento.
-Gracias…
-¿Por… por qué?
No dije nada y abracé a Alex. No pude contenerme más y empecé a llorar otra vez. Dos amigas mías se estaban peleando por mi culpa y no sabía cómo pararlo.
-Eeh… No llores más.
-Lo siento, no puedo remediarlo.
-Está bien tío, no diré nada.
-Gracias.
Cuando por fin pude parar de llorar y salimos del baño sonó el timbre del final del recreo. David vino a buscarme y me cogió antes de que entrara en la clase.
-¿Dónde te has metido?-dijo David.
-No podía ver eso. ¿Qué pasó al final?
-Ángel cogió a Laura y se la llevó.
-¿Y Marta?
-Marta se ha ido a su casa.
-¿Así sin más?
-Se fue llorando.
-Es todo culpa mía. No debería haberme quedado en casa de Marta a dormir.
-Es que eres tonto tío.
-Entremos a clase…-dije cabizbajo.
Cuando entramos en clase la profesora de lengua ya había empezado la clase y nos echó una bronca por llegar tarde. Ambos nos sentamos en nuestros sitios, pero creo que él estaba como yo, pensando en lo que había pasado.
Las tres últimas horas fueron peores que las anteriores y cuando acabaron, me fui rápidamente sin que nadie viniera conmigo, quería irme solo, pero Alex me pilló y se vino conmigo.
-¿No vas a tu casa?-preguntó cuando vio que me desviaba del camino.
-Quiero pensar un rato.
-Voy contigo.
-Vale…
Andamos un poco más hasta un parque que había entre unas casas. Lo llamaban el hoyo porque estaba rodeado por unas gradas como si fuera un pequeño campo de fútbol con 4 escaleras a cada lado formando los puntos cardinales. Bajamos abajo del todo y me senté en la última grada. Él me acompañó. Agaché la cabeza y cerré los ojos. Él me miraba dubitativo, preocupado, sin saber qué decir.
-No debería jugar tanto, debo centrarme más.- dije enfadado conmigo mismo.
-Relájate, no todo es culpa tuya.
-Sí que lo es. Gracias a ti he abierto los ojos.
-Yo no he hecho nada.-dijo extrañado.
-Se lo dijiste a Laura, y eso me ha hecho pensar.
-Pero te he causado problemas.
-Ya…
Volví a agachar la cabeza. Él se acercó y me abrazó. Me quedé quieto, pero me reconfortó su abrazo, me sentía más aliviado gracias a él.
-Creo que es hora de irse a casa.-dije para que me soltara.
-Sí… es hora.-dijo dejándome de abrazar.
Nos levantamos y cada uno cogió el camino para sus casas. Intenté animarme mientras llegaba a mi casa, no quería que mi madre me preguntara qué me pasaba, aunque ya me iba a preguntar dónde me había metido. Mejor eso que lo otro.
Cuando llegué a casa le dije a mi madre que no comería, que no tenía hambre. Cuando me cabreo o estoy mal se me quita el hambre y puedo llevarme mucho sin comer. Entré en mi cuarto y me acosté a dormir. No me había dado cuenta, pero quien más me estaba ayudando en esto era Alex, aunque yo no se lo haya pedido ni nada porque me cuesta mucho que me ayuden. Me pasaba algo raro que nunca se me habría ocurrido pensar, pero no quería hacerle mucho caso e intenté dormirme.
Me desperté a las cinco. Me levanté de la cama y le di una patada al mueble sin querer. Mi madre entró en la habitación al escuchar el ruido.
-Marta te ha llamado, no te quise despertar.
-Gracias, mamá.
-Laura también llamó.
-Vale.
Cogí el teléfono y llamé a ambas. Las cité en “el hoyo” a la misma hora para hablar.
Yo llegué antes que ellas. Cuando ya estábamos los tres empecé a hablar.
-Siento lo que ha pasado esta mañana, fue por mi culpa.
Las dos me miraron triste.
-A ver, Laura. Nosotros fuimos novios y lo que pasó en la fiesta, no debería haber pasado, yo quiero seguir siendo tu amigo, pero ya no somos novios, solo amigos. Aún así te sigo queriendo, pero solo como amiga mía que eres. Marta, ayer me lo pasé muy bien en tu casa y, no pasó nada raro, yo no quiero hacerte daño, pero sin querer te lo he hecho. No debería haberte dado un beso… Por favor, ¿podréis perdonarme?
Ambas me miraron con lágrimas en los ojos y me abrazaron.
-Sí te perdonamos tonto…-dijeron llorando las dos.
Acerqué mis labios al oído de Marta y le susurré.
-Perdón por lo de ayer, tenías razón, lo mejor es que no pase nada entre nosotros.
Luego le susurré a Laura.
-Te hice tener esperanzas en lo nuestro por lo que pasó en la fiesta, pero yo no quería nada. Perdón por hacerte daño.
Las separé y me fui corriendo sin mirar atrás. Terminé yendo a la playa y me senté en la arena. Me quedé hasta la puesta de sol. Allí vi a Alex.
-Hola, ¿puedo sentarme a tu lado?-dijo tímidamente.
-Claro, siéntate.
Ambos vimos como el sol se iba yendo poco a poco a través del mar, me sentía cómodo estando con Alex, puede que fuera el primer chico que me veía llorar y eso me hizo verlo con distintos ojos.
-Ya se fue el sol, podemos irnos.-dijo Alex.
-Sí, tienes razón, pero se está tan bien aquí.
Nos quedamos sentados un rato más viendo cómo la gente se iba yendo poco a poco.
-Gracias. Podemos irnos.-dije
-Vale…-dijo nervioso.
-No deberías ponerte nervioso, se te nota mucho.
-Ohh… lo siento.
-No pasa nada.
-Me cuesta un poco quedarme contigo a solas.
-A mí me pasaba lo mismo contigo, ya me da igual.
-Me alegro.
-La verdad, yo también.
Cuando salimos de la playa, Natalia estaba allí.
-He venido a buscarte, tardabas demasiado.-le dijo a Alex.
-Siento preocuparte Tati. Me entretuve con Javi.
-Ya veo… Despídete que te llevo en coche, vamos a casa de los tíos a comer.
-Vale.
Alex se acercó a mí
-Gracias por esta tarde, me ha encantado.-me dijo felizmente.
-Me alegro, hasta mañana.-dije también feliz.
Ambos se metieron en el coche y se fueron en sentido contrario a su casa. Regresé solo a casa, pensativo y algo cansado. No había hecho nada del instituto y si empezaba así al final es peor. Parece que fuera verano aún, aunque mañana me tuviera que levantar a las siete de la mañana. Recordé el momento en la playa con Alex unos segundos y me acordé de lo que dije a principio de curso, quería conocerlo mejor y aún seguía queriendo conocerlo.
Llegué a mi casa y lo primero que hice fue cenar, estaba muerto de hambre ya que no comía desde por la mañana. Luego me duché y me acosté en la cama. Estuve un rato con el móvil hasta que empecé a quedarme dormido. Cogí el despertador y lo puse para que sonara a las siete y cuarto. Cerré los ojos y me quedé dormido rápidamente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario