Capítulo 7. Arrepentimiento.
Me desperté
cuando sonó el despertador. Marta no estaba en la habitación y yo estaba en la
cama de abajo. ¡Qué raro! Juraría que
estaba en la cama de Marta. Me empecé a vestir para ir al instituto y me cogí
la maleta. Salí de la habitación y ahí estaba Marta, poniendo el desayuno en la
mesa.
-Me desperté
antes.- dijo Marta.
-Ya me he
dado cuenta.
-Por cierto,
¿cómo estás de la caída?- dijo riéndose.
-¿Me caí de
la cama? Qué patoso soy.
-Sí, te
caíste en la otra cama.
-Ya decía
yo.-dije riendo
-Bueno,
desayunemos.
Marta había
hecho dos tazas de cola cao calentito y había tostado unos cruasanes para
untarles nocilla.
-Como
sigamos comiendo así de lentos llegaremos tarde.- dije dándome prisa.
-Tienes
razón, aligerémonos.
Ambos
terminamos rápidamente de desayunar y fuimos a asearnos. Cuando terminamos,
cogimos las mochilas y salimos de la casa. Tuvimos que correr porque llegábamos
tarde. Ambos llegamos tarde a clase. A mí me echó una bronca el profesor de inglés
y me tuve que sentar con Alex porque el único sitio libre era el que estaba a
su lado. Le saludé e intenté hablar poco para atender algo, aunque acabamos
hablando de nuestras cosas.
Las tres
horas antes del recreo se me hicieron interminables. Salí de la clase con ganas
y fui con David y Ángel hacia fuera. Nos sentamos en un banco y esperamos a que
bajaran todos. La clase de humanidades tardó más en bajar porque tenían latín y
su profesor se enrolla mucho. Cuando Laura salió de clase fue a hablar con Marta.
Al rato todos escuchamos gritos.
-¡Puta!
¡Eres una puta!- gritaba Laura a Marta.
-¡Relájate,
yo no he hecho nada!- gritaba Marta.
-¡Javi es
mío! ¿¡Entiendes!?
-¡Yo no he
hecho nada con Javi! ¡Estás paranoica! ¡Acéptalo, Javi ya no te quiere!
Me fui corriendo
avergonzado, me metí en el baño y entré en un váter. Cerré con pestillo. No
quería saber lo que pasaba fuera. Todo es por mi culpa, me repetía una y otra
vez. De pronto, noté cómo una lágrima salía de uno de mis ojos. Me lo merezco. Alguien llamó a la
puerta.
-Javi, sal
de ahí.
Era Alex.
¿Cómo sabía que estaba aquí? No quería que me viera así.
-Déjame…
-No me iré
de aquí hasta que no salgas.
Alex cerró
la puerta del baño una vez que vio que no había nadie.
-No seas
pesado, no quiero salir. Se están peleando por mi culpa, no debería haberme
quedado a dormir en casa de Marta ayer.
-No es tu
culpa. Yo te vi llegar a casa de Marta y… se lo dije a Laura. No pensé que
fuera a pasar esto.
Me sequé las
lágrimas y salí fuera.
-Siempre he
hecho lo que he querido. Me lo merecía, merecía que me pararan.
-Lo siento.
-Gracias…
-¿Por… por
qué?
No dije nada
y abracé a Alex. No pude contenerme más y empecé a llorar otra vez. Dos amigas
mías se estaban peleando por mi culpa y no sabía cómo pararlo.
-Eeh… No
llores más.
-Lo siento,
no puedo remediarlo.
-Está bien
tío, no diré nada.
-Gracias.
Cuando por
fin pude parar de llorar y salimos del baño sonó el timbre del final del
recreo. David vino a buscarme y me cogió antes de que entrara en la clase.
-¿Dónde te
has metido?-dijo David.
-No podía
ver eso. ¿Qué pasó al final?
-Ángel cogió
a Laura y se la llevó.
-¿Y Marta?
-Marta se ha
ido a su casa.
-¿Así sin
más?
-Se fue
llorando.
-Es todo
culpa mía. No debería haberme quedado en casa de Marta a dormir.
-Es que eres
tonto tío.
-Entremos a
clase…-dije cabizbajo.
Cuando
entramos en clase la profesora de lengua ya había empezado la clase y nos echó
una bronca por llegar tarde. Ambos nos sentamos en nuestros sitios, pero creo
que él estaba como yo, pensando en lo que había pasado.
Las tres
últimas horas fueron peores que las anteriores y cuando acabaron, me fui
rápidamente sin que nadie viniera conmigo, quería irme solo, pero Alex me pilló
y se vino conmigo.
-¿No vas a
tu casa?-preguntó cuando vio que me desviaba del camino.
-Quiero
pensar un rato.
-Voy
contigo.
-Vale…
Andamos un
poco más hasta un parque que había entre unas casas. Lo llamaban el hoyo porque
estaba rodeado por unas gradas como si fuera un pequeño campo de fútbol con 4
escaleras a cada lado formando los puntos cardinales. Bajamos abajo del todo y
me senté en la última grada. Él me acompañó. Agaché la cabeza y cerré los ojos.
Él me miraba dubitativo, preocupado, sin saber qué decir.
-No debería
jugar tanto, debo centrarme más.- dije enfadado conmigo mismo.
-Relájate,
no todo es culpa tuya.
-Sí que lo
es. Gracias a ti he abierto los ojos.
-Yo no he
hecho nada.-dijo extrañado.
-Se lo
dijiste a Laura, y eso me ha hecho pensar.
-Pero te he
causado problemas.
-Ya…
Volví a agachar
la cabeza. Él se acercó y me abrazó. Me quedé quieto, pero me reconfortó su
abrazo, me sentía más aliviado gracias a él.
-Creo que es
hora de irse a casa.-dije para que me soltara.
-Sí… es
hora.-dijo dejándome de abrazar.
Nos
levantamos y cada uno cogió el camino para sus casas. Intenté animarme mientras
llegaba a mi casa, no quería que mi madre me preguntara qué me pasaba, aunque
ya me iba a preguntar dónde me había metido. Mejor eso que lo otro.
Cuando
llegué a casa le dije a mi madre que no comería, que no tenía hambre. Cuando me
cabreo o estoy mal se me quita el hambre y puedo llevarme mucho sin comer.
Entré en mi cuarto y me acosté a dormir. No me había dado cuenta, pero quien
más me estaba ayudando en esto era Alex, aunque yo no se lo haya pedido ni nada
porque me cuesta mucho que me ayuden. Me pasaba algo raro que nunca se me
habría ocurrido pensar, pero no quería hacerle mucho caso e intenté dormirme.
Me desperté
a las cinco. Me levanté de la cama y le di una patada al mueble sin querer. Mi
madre entró en la habitación al escuchar el ruido.
-Marta te ha
llamado, no te quise despertar.
-Gracias,
mamá.
-Laura
también llamó.
-Vale.
Cogí el
teléfono y llamé a ambas. Las cité en “el hoyo” a la misma hora para hablar.
Yo llegué
antes que ellas. Cuando ya estábamos los tres empecé a hablar.
-Siento lo
que ha pasado esta mañana, fue por mi culpa.
Las dos me
miraron triste.
-A ver,
Laura. Nosotros fuimos novios y lo que pasó en la fiesta, no debería haber
pasado, yo quiero seguir siendo tu amigo, pero ya no somos novios, solo amigos.
Aún así te sigo queriendo, pero solo como amiga mía que eres. Marta, ayer me lo
pasé muy bien en tu casa y, no pasó nada raro, yo no quiero hacerte daño, pero
sin querer te lo he hecho. No debería haberte dado un beso… Por favor, ¿podréis
perdonarme?
Ambas me
miraron con lágrimas en los ojos y me abrazaron.
-Sí te
perdonamos tonto…-dijeron llorando las dos.
Acerqué mis
labios al oído de Marta y le susurré.
-Perdón por
lo de ayer, tenías razón, lo mejor es que no pase nada entre nosotros.
Luego le
susurré a Laura.
-Te hice
tener esperanzas en lo nuestro por lo que pasó en la fiesta, pero yo no quería
nada. Perdón por hacerte daño.
Las separé y
me fui corriendo sin mirar atrás. Terminé yendo a la playa y me senté en la
arena. Me quedé hasta la puesta de sol. Allí vi a Alex.
-Hola,
¿puedo sentarme a tu lado?-dijo tímidamente.
-Claro,
siéntate.
Ambos vimos
como el sol se iba yendo poco a poco a través del mar, me sentía cómodo estando
con Alex, puede que fuera el primer chico que me veía llorar y eso me hizo
verlo con distintos ojos.
-Ya se fue
el sol, podemos irnos.-dijo Alex.
-Sí, tienes
razón, pero se está tan bien aquí.
Nos quedamos
sentados un rato más viendo cómo la gente se iba yendo poco a poco.
-Gracias. Podemos
irnos.-dije
-Vale…-dijo
nervioso.
-No deberías
ponerte nervioso, se te nota mucho.
-Ohh… lo
siento.
-No pasa
nada.
-Me cuesta
un poco quedarme contigo a solas.
-A mí me
pasaba lo mismo contigo, ya me da igual.
-Me alegro.
-La verdad,
yo también.
Cuando
salimos de la playa, Natalia estaba allí.
-He venido a
buscarte, tardabas demasiado.-le dijo a Alex.
-Siento
preocuparte Tati. Me entretuve con Javi.
-Ya veo…
Despídete que te llevo en coche, vamos a casa de los tíos a comer.
-Vale.
Alex se
acercó a mí
-Gracias por
esta tarde, me ha encantado.-me dijo felizmente.
-Me alegro,
hasta mañana.-dije también feliz.
Ambos se
metieron en el coche y se fueron en sentido contrario a su casa. Regresé solo a
casa, pensativo y algo cansado. No había hecho nada del instituto y si empezaba
así al final es peor. Parece que fuera verano aún, aunque mañana me tuviera que
levantar a las siete de la mañana. Recordé el momento en la playa con Alex unos
segundos y me acordé de lo que dije a principio de curso, quería conocerlo
mejor y aún seguía queriendo conocerlo.
Llegué a mi
casa y lo primero que hice fue cenar, estaba muerto de hambre ya que no comía
desde por la mañana. Luego me duché y me acosté en la cama. Estuve un rato con
el móvil hasta que empecé a quedarme dormido. Cogí el despertador y lo puse
para que sonara a las siete y cuarto. Cerré los ojos y me quedé dormido
rápidamente.
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