Capítulo 6. La verdad.
La casa de
Marta estaba tal y como la recordaba. Algunas cosas habían cambiado, pero todo
seguía igual. No iba a su casa desde hace meses. Aún seguía agarrado a Marta,
no quería soltarla, me daba cosa.
-Siéntate en
el sofá.
-Antes dame
un vaso de agua, estoy seco.
-¿Has venido
corriendo desde el momento en el que te hablé?
-Ehh… Sí.
-¡Qué tonto
eres!
-Me sentía
mal.
-¿Tú? Tú no
has hecho nada.
-Sí, te he
hecho llorar tonta.
-¡Qué bobo!-
dijo sacando una sonrisa.
-Menos mal
que ríes, ya pensé que me ibas a odiar.
-Sabes que
es imposible odiarte.
Marta sacó
un vaso, lo llenó de agua y me lo dio. Me lo bebí muy rápido y aún seguía seco.
-¿Quieres
más?
-Sí, por
favor.
Me dio otro
vaso y cuando terminé de bebérmelo nos fuimos al sofá.
-¿Qué has
querido decir con que sabes lo que me pasa?
-Pues eso,
que sé lo que te pasa.
-Ya… seguro.
-No lo diré
si no quieres oírlo, pero ya sé porque te enfadas y pones de excusa a Alex.
-¡No lo
sabes!
-Te gusto
yo.
-Eso… eso no
es cierto.
-Entonces,
¿por qué estás tan nerviosa?
-Porque no
tiene sentido esto.
-Es cierto,
no tiene sentido que me haya recorrido toda la calle corriendo para venir a tu
casa. Creo que debería irme.
Nos
levantamos a la vez del sofá y me agarró del brazo.
-Quédate a
dormir.
-¿¡Qué!?
-Por favor.
-Pero…
Marta me
miraba con cara de pena y yo estaba algo
confuso.
-Bueno,
vale… pero tus padres… ¿no dirán nada?
-No vendrán.
Iba a llamar a Nuria, pero me notará rara y no quiero que me pregunte nada.
-Bueno, pero
tendré que traerme ropa para mañana y la mochila.
-Te espero
aquí.
-Regreso
enseguida.- le dije mientras le guiñaba un ojo.
Regresé a mi casa algo más tranquilo. No sabía qué se
le había metido a Marta en la cabeza y creí que necesitaba compañía. Cuando
llegué a mi casa mi madre aún no había vuelto. Qué raro, ¿dónde se habrán metido?, era raro porque nunca habían
estado fuera tanto tiempo y mi padre aún seguía trabajando. Entré en mi cuarto
y cogí un pijama, las zapatillas y ropa para mañana, lo metí todo en una bolsa
y cogí mi mochila. También cogí mi cepillo de dientes. Creo que ya está todo. Cogí una nota y empecé a escribir.
“Mama, me
quedo en casa de Ángel a dormir que me ha invitado no te preocupes. Javi.”
No podía
decirle que me quedaba en casa de Marta, se pensaría otra cosa. También avisé a
Nuria y le dije que me quedaría en casa de mi tía para estar con mi primo.
Después de hablar con Nuria me dirigí a casa de Marta, estaba algo impaciente
así que fui en moto. Mientras iba, vi a Alex y me levantó la mano para que me
parara.
-¿Qué
quieres?-dije algo enfadado.
-Quería
pedirte perdón, no sé por qué reaccione así.
-No pasa
nada, ¿empezamos de nuevo?
-Por mí,
bien.- dijo feliz.
-Bueno, me
voy que tengo prisa, pídele perdón mañana a David que fue con quien te
peleaste.
-Lo haré.
Seguí mi
camino hasta casa de Marta y llegué pronto. Llamé a la puerta y Marta me abrió
feliz.
-Gracias por
quedarte conmigo.
-De nada,
¿dónde dejo esto?
-Ponlo en mi
cuarto. He sacado unas hamburguesas del congelador para cenar. ¿Te apetece?
-Claro que
sí. ¿Te importa si me ducho?
-No, para
nada, yo me duché antes. Voy a ponerme el pijama y sigo con la comida, también
haré patatas fritas.
-Vale, ahora
te ayudo.
Entré en el
baño y dejé el pijama encima del váter. Empecé a desnudarme y de pronto Marta
entró. Me puse las manos entre las piernas y ella se exaltó.
-Perdón,
perdón, ¡qué rápido eres!- dijo muy roja. –Solo venía a decirte que cogieras
una toalla de ahí.
-No pasa
nada.- dije riendo. –Gracias, pero no sé por qué te pones tan roja como si no
me hubieras visto desnudo.
-Anda,
calla, que esa vez no la quiero recordar.
-Bueno, me
ducho.
-Ah, sí, sí,
perdón ya me voy.
Marta salió
del baño y cerró la puerta. Ya estaba solo para ducharme tranquilo. El agua
templada caía por mi cuerpo mientras cantaba, estaba feliz y se me notaba
mucho, Marta nunca me había invitado a dormir en su casa y eso me daba también
vergüenza. Puse el agua algo más fría, aún hacía algo de calor en septiembre.
De pronto vi un azulejo con una raja y recordé como se rompió. Fue el día en el
que Marta me vio desnudo y también dos o tres personas más. Fue hace dos años,
el 15 de agosto, mi décimo quinto cumpleaños.
Era 14 de
agosto de 2009. Íbamos a celebrar el cumpleaños de Marta y el mío, ya que ella
cumple el 14 y yo el 15. Marta ofreció su casa para celebrarlo ya que era la
primera noche que sus padres la dejarían sola por negocios, yo había quedado
con Ángel antes para ir a comprar un regalo para ella.
-¿Dónde te
habías metido Javi?- preguntó Ángel.
-Me estaba
echando una siesta.
-Me tienes
contento tío. Démonos prisa, hay que estar dentro de una hora en casa de Marta.
-Ya lo sé,
ayer me llamó el dependiente de la tienda para decirme que el regalo había
llegado ya.
-Pues
vámonos a recogerlo.
Habíamos
apartado una foto de toda la pandilla dentro de una bola de nieve, se lo había
visto a una amiga de mi madre y me gustó la idea. Aparte también le habíamos
comprado una camiseta de su estilo. Tardamos media hora en llegar a la tienda,
pero nos fuimos muy rápido porque no nos daba tiempo a llegar a casa de Marta.
Cuando
llegamos a casa de Marta, todos estaban allí ya. Nuria, Laura, David, Miguel y
la anfitriona, por supuesto. Era nuestra pandilla entonces.
Celebramos
los cumples como si fueran el mismo día. Después de cenar, las chicas vinieron
con una tarta que habían hecho entre las 3. Los chicos flipamos con lo que
habían hecho, era increíble. Marta puso dos velas, el 1 y el 5, y las encendió.
-Javi ven,
vamos a soplar las velas juntos.
-Voy.
Nos echamos
fotos mientras comíamos tarta y manché a Laura la nariz de merengue, por ese
tiempo me parecía la chica más guapa que conocía. Después, Ángel propuso jugar
a la botella, pero nosotros no habíamos jugado nunca. De pronto, Ángel sacó de
una bolsa una botella de Vodka. Todos lo miramos extrañados.
-Hacemos
girar la botella y al que le toque bebe un chupito y le da un beso a la persona
que le toque.
Todos
jugamos, hasta Marta que ahora no bebe nada. Todos nos dimos besos en la boca.
Nadie se libró, hasta hubo uno con lengua, Laura conmigo. La botella nos la
bebimos entera y todos entre chupito y chupito acabamos borrachos. Nuestra
primera borrachera juntos. Marta estaba fatal y acabó vomitando. Yo la acompañé
al baño, me resbalé y me agarré al grifo, encendí la ducha y me mojé con agua
fría. Cogí la ducha y empecé a pegarle a la pared. El resultado fue azulejo
rajado, ducha rota y yo empapado. Hasta que a David le dio por venir para ver cómo
estábamos y cerró el grifo. Al no tener ropa para cambiarme me desnudé y empecé
a correr por medio de la casa, todos me vieron desnudo.
Si que tiene
historia este azulejo, que recuerdo más malo. Desde entonces Marta no bebe,
solo bebió una vez.
Cuando salí
del baño ya aseado y con el pijama, Marta se rio
-Cantas muy
bien en la ducha.- dijo riendo.
-Gracias.-
me reí yo también.
Terminamos
de hacer la cena entre los dos y estuvo muy bien. Aún eran las nueve y media y
hoy echaban en la tele una nueva serie que ambos teníamos ganas de ver, así que
mientras hacíamos zapping. Le dije que yo recogía la mesa y las cosas para que
ella descansara en el sofá. Cuando terminé llegué al salón y me senté cerca de
ella. La abracé y ella apoyo la cabeza en mi brazo.
-Gracias
Javi, eres un gran amigo.
-Por ti
haría cualquier cosa.
-Gracias…
Por cierto, lo que dijiste… es verdad.
-¿A qué te
refieres? ¿A lo de verme desnudo?
-¡No tonto!
A lo de que me gustas. ¿Desde cuándo lo sabes?
-Solo lo
sospechaba, pero no sabía si era verdad.
-Ah, pues ya
lo sabes, pero no quiero que pase nada.
-Mejor, no
quiero perderte como amiga.
La serie
empezó al ratito y estuvimos viéndola. Era una serie de risa, pero era algo
malilla. Fuimos al baño a asearnos y luego volvimos al sofá.
Al ratito,
me di cuenta de que Marta se había quedado dormida encima de mí. La cogí en
brazos con cuidado, pero se despertó y se asustó.
-¿Qué haces?
-Te llevo a
la cama.
-Suéltame, sé
ir sola.
-¡Qué tonta
eres!
-Saca la
cama que está debajo de la mía.
-Ya lo he
hecho.
-Pues ya
podemos dormir, toma la almohada de tu cama.
Ambos nos
acostamos y pusimos el despertador para mañana. Teníamos que ir al instituto
aunque no queríamos. Hablamos un poco sobre las clases, pero me estaba quedando dormido.
-¿No tenías
sueño?- dije bostezando.
-Vale, vale,
ya dormimos.
-Mejor.
Estuvimos
unos minutos en silencio.
-Javi…
-Dime.
-¿Te
acuestas conmigo?
Me sonrojé,
no sabía qué hacer.
-Ehh… no sé.
-Dormiré más
tranquila si me abrazas.
-Bueno,
vale.
Me levanté y
me acosté a su lado, ella se giró hacia mí y nos abrazamos.
-Ahora estoy
mejor, gracias.
-De nada.
Vamos a dormir.
Me miraba
fijamente y me sentía algo incómodo, yo también la miraba, no sabía qué hacer.
Acerqué mis labios a los suyos y le di un pequeño beso en la boca.
-Buenas
noches, Marta.
-Bu… buenas
noches, Javi.
Se giró y
cogió mi brazo hasta ponerlo encima.
Ambos nos quedamos dormidos, pero no sé quién se quedó antes.