jueves, 23 de febrero de 2012

Capítulo 6

Capítulo 6. La verdad.
La casa de Marta estaba tal y como la recordaba. Algunas cosas habían cambiado, pero todo seguía igual. No iba a su casa desde hace meses. Aún seguía agarrado a Marta, no quería soltarla, me daba cosa.
-Siéntate en el sofá.
-Antes dame un vaso de agua, estoy seco.
-¿Has venido corriendo desde el momento en el que te hablé?
-Ehh… Sí.
-¡Qué tonto eres!
-Me sentía mal.
-¿Tú? Tú no has hecho nada.
-Sí, te he hecho llorar tonta.
-¡Qué bobo!- dijo sacando una sonrisa.
-Menos mal que ríes, ya pensé que me ibas a odiar.
-Sabes que es imposible odiarte.
Marta sacó un vaso, lo llenó de agua y me lo dio. Me lo bebí muy rápido y aún seguía seco.
-¿Quieres más?
-Sí, por favor.
Me dio otro vaso y cuando terminé de bebérmelo nos fuimos al sofá.
-¿Qué has querido decir con que sabes lo que me pasa?
-Pues eso, que sé lo que te pasa.
-Ya… seguro.
-No lo diré si no quieres oírlo, pero ya sé porque te enfadas y pones de excusa a Alex.
-¡No lo sabes!
-Te gusto yo.
-Eso… eso no es cierto.
-Entonces, ¿por qué estás tan nerviosa?
-Porque no tiene sentido esto.
-Es cierto, no tiene sentido que me haya recorrido toda la calle corriendo para venir a tu casa. Creo que debería irme.
Nos levantamos a la vez del sofá y me agarró del brazo.
-Quédate a dormir.
-¿¡Qué!?
-Por favor.
-Pero…
Marta me miraba con cara  de pena y yo estaba algo confuso.
-Bueno, vale… pero tus padres… ¿no dirán nada?
-No vendrán. Iba a llamar a Nuria, pero me notará rara y no quiero que me pregunte nada.
-Bueno, pero tendré que traerme ropa para mañana y la mochila.
-Te espero aquí.
-Regreso enseguida.- le dije mientras le guiñaba un ojo.
Regresé  a mi casa algo más tranquilo. No sabía qué se le había metido a Marta en la cabeza y creí que necesitaba compañía. Cuando llegué a mi casa mi madre aún no había vuelto. Qué raro, ¿dónde se habrán metido?, era raro porque nunca habían estado fuera tanto tiempo y mi padre aún seguía trabajando. Entré en mi cuarto y cogí un pijama, las zapatillas y ropa para mañana, lo metí todo en una bolsa y cogí mi mochila. También cogí mi cepillo de dientes. Creo que ya está todo. Cogí una nota y empecé a escribir.
“Mama, me quedo en casa de Ángel a dormir que me ha invitado no te preocupes. Javi.”
No podía decirle que me quedaba en casa de Marta, se pensaría otra cosa. También avisé a Nuria y le dije que me quedaría en casa de mi tía para estar con mi primo. Después de hablar con Nuria me dirigí a casa de Marta, estaba algo impaciente así que fui en moto. Mientras iba, vi a Alex y me levantó la mano para que me parara.
-¿Qué quieres?-dije algo enfadado.
-Quería pedirte perdón, no sé por qué reaccione así.
-No pasa nada, ¿empezamos de nuevo?
-Por mí, bien.- dijo feliz.
-Bueno, me voy que tengo prisa, pídele perdón mañana a David que fue con quien te peleaste.
-Lo haré.
Seguí mi camino hasta casa de Marta y llegué pronto. Llamé a la puerta y Marta me abrió feliz.
-Gracias por quedarte conmigo.
-De nada, ¿dónde dejo esto?
-Ponlo en mi cuarto. He sacado unas hamburguesas del congelador para cenar. ¿Te apetece?
-Claro que sí. ¿Te importa si me ducho?
-No, para nada, yo me duché antes. Voy a ponerme el pijama y sigo con la comida, también haré patatas fritas.
-Vale, ahora te ayudo.
Entré en el baño y dejé el pijama encima del váter. Empecé a desnudarme y de pronto Marta entró. Me puse las manos entre las piernas y ella se exaltó.
-Perdón, perdón, ¡qué rápido eres!- dijo muy roja. –Solo venía a decirte que cogieras una toalla de ahí.
-No pasa nada.- dije riendo. –Gracias, pero no sé por qué te pones tan roja como si no me hubieras visto desnudo.
-Anda, calla, que esa vez no la quiero recordar.
-Bueno, me ducho.
-Ah, sí, sí, perdón ya me voy.
Marta salió del baño y cerró la puerta. Ya estaba solo para ducharme tranquilo. El agua templada caía por mi cuerpo mientras cantaba, estaba feliz y se me notaba mucho, Marta nunca me había invitado a dormir en su casa y eso me daba también vergüenza. Puse el agua algo más fría, aún hacía algo de calor en septiembre. De pronto vi un azulejo con una raja y recordé como se rompió. Fue el día en el que Marta me vio desnudo y también dos o tres personas más. Fue hace dos años, el 15 de agosto, mi décimo quinto cumpleaños.
Era 14 de agosto de 2009. Íbamos a celebrar el cumpleaños de Marta y el mío, ya que ella cumple el 14 y yo el 15. Marta ofreció su casa para celebrarlo ya que era la primera noche que sus padres la dejarían sola por negocios, yo había quedado con Ángel antes para ir a comprar un regalo para ella.
-¿Dónde te habías metido Javi?- preguntó Ángel.
-Me estaba echando una siesta.
-Me tienes contento tío. Démonos prisa, hay que estar dentro de una hora en casa de Marta.
-Ya lo sé, ayer me llamó el dependiente de la tienda para decirme que el regalo había llegado ya.
-Pues vámonos a recogerlo.
Habíamos apartado una foto de toda la pandilla dentro de una bola de nieve, se lo había visto a una amiga de mi madre y me gustó la idea. Aparte también le habíamos comprado una camiseta de su estilo. Tardamos media hora en llegar a la tienda, pero nos fuimos muy rápido porque no nos daba tiempo a llegar a casa de Marta.
Cuando llegamos a casa de Marta, todos estaban allí ya. Nuria, Laura, David, Miguel y la anfitriona, por supuesto. Era nuestra pandilla entonces.
Celebramos los cumples como si fueran el mismo día. Después de cenar, las chicas vinieron con una tarta que habían hecho entre las 3. Los chicos flipamos con lo que habían hecho, era increíble. Marta puso dos velas, el 1 y el 5, y las encendió.
-Javi ven, vamos a soplar las velas juntos.
-Voy.
Nos echamos fotos mientras comíamos tarta y manché a Laura la nariz de merengue, por ese tiempo me parecía la chica más guapa que conocía. Después, Ángel propuso jugar a la botella, pero nosotros no habíamos jugado nunca. De pronto, Ángel sacó de una bolsa una botella de Vodka. Todos lo miramos extrañados.
-Hacemos girar la botella y al que le toque bebe un chupito y le da un beso a la persona que le toque.
Todos jugamos, hasta Marta que ahora no bebe nada. Todos nos dimos besos en la boca. Nadie se libró, hasta hubo uno con lengua, Laura conmigo. La botella nos la bebimos entera y todos entre chupito y chupito acabamos borrachos. Nuestra primera borrachera juntos. Marta estaba fatal y acabó vomitando. Yo la acompañé al baño, me resbalé y me agarré al grifo, encendí la ducha y me mojé con agua fría. Cogí la ducha y empecé a pegarle a la pared. El resultado fue azulejo rajado, ducha rota y yo empapado. Hasta que a David le dio por venir para ver cómo estábamos y cerró el grifo. Al no tener ropa para cambiarme me desnudé y empecé a correr por medio de la casa, todos me vieron desnudo.
Si que tiene historia este azulejo, que recuerdo más malo. Desde entonces Marta no bebe, solo bebió una vez.
Cuando salí del baño ya aseado y con el pijama, Marta se rio
-Cantas muy bien en la ducha.- dijo riendo.
-Gracias.- me reí yo también.
Terminamos de hacer la cena entre los dos y estuvo muy bien. Aún eran las nueve y media y hoy echaban en la tele una nueva serie que ambos teníamos ganas de ver, así que mientras hacíamos zapping. Le dije que yo recogía la mesa y las cosas para que ella descansara en el sofá. Cuando terminé llegué al salón y me senté cerca de ella. La abracé y ella apoyo la cabeza en mi brazo.
-Gracias Javi, eres un gran amigo.
-Por ti haría cualquier cosa.
-Gracias… Por cierto, lo que dijiste… es verdad.
-¿A qué te refieres? ¿A lo de verme desnudo?
-¡No tonto! A lo de que me gustas. ¿Desde cuándo lo sabes?
-Solo lo sospechaba, pero no sabía si era verdad.
-Ah, pues ya lo sabes, pero no quiero que pase nada.
-Mejor, no quiero perderte como amiga.
La serie empezó al ratito y estuvimos viéndola. Era una serie de risa, pero era algo malilla. Fuimos al baño a asearnos y luego volvimos al sofá.
Al ratito, me di cuenta de que Marta se había quedado dormida encima de mí. La cogí en brazos con cuidado, pero se despertó y se asustó.
-¿Qué haces?
-Te llevo a la cama.
-Suéltame, sé ir sola.
-¡Qué tonta eres!
-Saca la cama que está debajo de la mía.
-Ya lo he hecho.
-Pues ya podemos dormir, toma la almohada de tu cama.
Ambos nos acostamos y pusimos el despertador para mañana. Teníamos que ir al instituto aunque no queríamos. Hablamos un poco sobre las clases,  pero me estaba quedando dormido.
-¿No tenías sueño?- dije bostezando.
-Vale, vale, ya dormimos.
-Mejor.
Estuvimos unos minutos en silencio.
-Javi…
-Dime.
-¿Te acuestas conmigo?
Me sonrojé, no sabía qué hacer.
-Ehh… no sé.
-Dormiré más tranquila si me abrazas.
-Bueno, vale.
Me levanté y me acosté a su lado, ella se giró hacia mí y nos abrazamos.
-Ahora estoy mejor, gracias.
-De nada. Vamos a dormir.
Me miraba fijamente y me sentía algo incómodo, yo también la miraba, no sabía qué hacer. Acerqué mis labios a los suyos y le di un pequeño beso en la boca.
-Buenas noches, Marta.
-Bu… buenas noches, Javi.
Se giró y cogió  mi brazo hasta ponerlo encima. Ambos nos quedamos dormidos, pero no sé quién se quedó antes.





viernes, 17 de febrero de 2012

Capitulo 5


Capítulo 5. Día duro.
Como todos los martes de instituto, me desperté temprano, a las siete y cuarto. Mi madre fue buena y no me despertó a las seis. Me vestí, me aseé y salí de mi casa sin desayunar.
Al salir de mi casa fui a llamar a mi vecina. Se llamaba Nuria. Ella y yo éramos vecinos desde chicos y, por tanto, mi mejor amiga. También fue la primera niña a la que besé, pero de eso hace mucho y ella, bueno, a ella le gusta Ángel.
-Hola Javi. Espera un momento que me falta ponerme los zapatos.
-No pierdes la costumbre.- dije riendo.
-¡Qué feliz estás para la hora y día que es!- dijo algo mosqueada.
-Solo me río de ti.
-¡Que gracioso!- dijo con ironía.
-¿Ya estás buena del resfriado?
-Sí, ayer me puse mejor. ¿Qué pasó en la fiesta?
-Cómo si no lo supieras.
-Venga, ya estoy lista, vámonos y me cuentas.
-Sé que Marta te habrá dicho ya lo que ocurrió.
-Sí, me lo dijo. Pero no me contó nada de Ángel.
-Ángel… No, él no hizo nada.
-¿No?
-Ayer salí con una chica.
-¿Con quién?
-Con la hermana de Alex.- dije aliviado.
-¿¡Qué dices!?
-Lo que oyes.
-Me tienes que contar todo con detalles.
-Luego te lo cuento que él está ahí.
-Vale.
-Menos mal que vivimos cerca del instituto.
-Lo peor es que siempre tienes que contarme algo y no te da tiempo a decírmelo.
-Para mí es una ventaja.- dije riendo.
-Nos vemos a la hora del recreo.
-Vale, adiós.
Nuria estaba con Marta en la clase de biología. Yo en la clase de tecnología con Ángel, Alex y David, y Laura en humanidades con Miguel y Andrew. Yo quería ser ingeniero aeroespacial, pero no sé lo que querían los demás exactamente.
Saludé a David que acababa de llegar y puse mi maleta en la mesa que estaba a su lado. Ángel aún no había llegado, pero eso era normal en él. Siempre llega cinco minutos más tarde de la hora. Lo peor de eso es que pocas veces está a mi lado. Alex llegó casi seguida mía. Cambié mi maleta y la de David de sitio para que él estuviera en medio y yo a un lado ya que las mesas eran de tres. Así solo estaría David a mi lado.
David me miró y afirmó con la cabeza entendiendo lo que pasaba. Se levantó de la silla y se sentó en la de al lado.
-Ahora toca lengua, ¿no?- le pregunté a David.
-Para tu desgracia sí.- dijo David riéndose de mí.
-Cómo me conoces.- dije riendo.
En ese momento Alex se sentó al lado de David y miré a David con cara de “lo sabía”. David se volvió a reír y me dijo con la mano que me sentara, entonces empezó a susurrarme.
-¿Qué tal la cita de ayer?
-¿Cómo lo sabes?- dije sorprendido.
-Te vi salir del restaurante. Sabes que la ventana de mi habitación da a la puerta.
-Cierto. Estuvo bien.
-¿Quién era ella? No me suena.
-Era Natalia, la hermana de tú ya sabes quién.
David se echó las manos a la cabeza y se quedó sorprendido. Se quedó callado. En ese momento entró la profesora de lengua y ambos nos giramos hacia delante. Llamaron a la puerta. David y yo nos reímos porque sabíamos con total seguridad que era Ángel. Ana, que así se llamaba la profesora de lengua, abrió la puerta. Era su primer año aquí, si no le habría echado una bronca como hacen casi todos porque ya le conocen.
De pronto miré hacia mi mesa y vi una nota. La abrí y empecé a leerla.
“Así que ayer saliste con mi hermana, parece que lo haces aposta.”
Miré a David y le di la carta para que la leyera. David me miró asombrado y miró a Alex con desprecio. En toda la mañana no hablamos con Alex porque, vale que le guste, pero no voy a cortarme nada, voy a seguir siendo como soy y no voy a cambiar por él.
En el recreo, vi a Nuria y Marta viniendo hacia mí. Ambas sonreían y les vi las intenciones. Cuando llegaron a mí les enseñé la cartita.
-Yo ya te dije en el campo.- dijo marta.
-No tienes la culpa de ser guapo.- dijo Nuria riéndose.
-Gracias.- dije riendo.
Ángel llegó y le dije si salía para ir a comprar mientras Nuria y Marta hablaban con David.
-Teníamos que habérselo dicho a David.- dijo Ángel.
-No, yo le pedí que las entretuviera cuando tú vinieras.
-Ahh, qué listo eres. Bueno tío, así que con Natalia.
-No es nada serio como te dije antes.
-Ya, pero está buena.
-Te fijas en todas menos en la que deberías.
- ¿Qué dices? Yo me fijo en las guapas.
-Nada, déjalo.
Ángel es algo torpe pillando las indirectas y eso me alivia a veces, otras no.
Ya en la cantina del instituto, le dije que esperara y me compré un bocadillo con bebida. Cuando salimos, vi a Alex gritándole a David con la mano levantada, a Marta agarrándolo por detrás y a Nuria llevándose a David de ahí. Corrí hacia David, y Ángel hacia Marta.
-¿Qué ha pasado?- pregunté asustado.
-Nada. David te estaba defendiendo. Alex dijo una cosa de ti y le dije a David que pasara de él, pero no hizo caso.
-¡Es que no puede ir por ahí diciendo cosas de mis amigos!- dijo David alterado.
-Da igual David, gracias tío, pero haz lo que dijo Nuria, no le hagas caso.
Le di a David un abrazo de amigos para agradecérselo y se calmó un poco.
-Gracias a ti tío.- dijo sonriendo David.
Dejé a David y Nuria y fui a hablar con Marta y Ángel.
-Esto no puede seguir así,  Javi, Alex podría haber pegado a David por ti.- dijo Marta algo triste.
-Yo no puedo hacer nada. ¿Dónde está?
-Le dije que se fuera o se llevaba un guantazo más grande que su cara.- dijo Ángel.
-Sí, le dijo eso, yo estaba delante.
-Eres un bestia tío- dije riendo.
Marta se fue algo molesta a ver a David, pero sonó el timbre y todos fuimos a clase.
A última hora todos los segundos teníamos alternativa o religión, pero los de alternativa siempre se iban, así que yo también me fui. David, Ángel y yo alcanzamos a Marta y Nuria que también se iban y abajo estaban todos los demás esperándonos.
Nuria vino hacia mí y me dijo que Marta estaba algo molesta conmigo y con Ángel. Fui a hablar con ella, pero se puso a hablar con Laura y me ignoró. Me enfadé y me puse a hablar con Ángel.
Nuria y yo nos despedimos al ratito y nos metimos dentro del piso.
-Al final no me lo has contado.
-Luego te lo cuento por Tuenti.
-Vale, hasta luego.
Entré en casa y vi una nota.
“Javi, he salido. Tu hermano está conmigo. La comida está en el microondas caliéntala y te la comes. Un beso mamá.”
Genial, solo en casa.
Me calenté la comida y me puse a comer viendo la tele. Puse las noticias de deporte y vi todos los goles de la jornada otra vez. Todos los días lo mismo.
Cuando comí encendí el ordenador y me puse a hacer algo de tarea. Nadie me hablaba por el ordenador y estaba tranquilo.
Al rato Marta se conectó y me habló.
-Perdona Javi, tú no tienes la culpa.
No le respondí y siguió hablándome. Entonces, me levanté de la silla, cogí mis llaves y salí corriendo fuera de casa, corrí y corrí hasta estar muerto y pararme delante de la casa de Marta. Estoy loco, es lo que se me ocurrió pensar. Llamé a la puerta algo impaciente y cansado, necesitaba agua. Marta abrió la puerta y la abracé fuertemente. Rompió a llorar en mis brazos.
-Eres ton… tonto.
-No llores tonta. Yo sé lo que te pasa.- le dije sonriendo.
-Anda, pasa, no estemos fuera.

                      

sábado, 11 de febrero de 2012

Capítulo 4


Capítulo 4. La cita.
Ya estaba terminando de prepararme para salir e ir a buscar a Natalia. Le dejé un mensaje en el Tuenti para que bajara porque ya iba a ir a buscarla. En realidad era para que Alex no nos viera.
-¿Hoy también sales Javi?- preguntó mi madre asombrada. –Mañana tienes instituto así que ya sabes.
-Lo sé mamá, lo sé. Volveré más temprano de lo habitual.
Cogí algo de dinero y fui en busca de Natalia.
Cuando llegué ella estaba esperándome debajo de su casa. Se había puesto muy guapa. Estaba asombrado y no sabía que iba a decirle cuando llegara hasta ella.
-¡Hola! ¡Estás guapísima!- dije espontáneamente.
-¡Hola! Gracias, tú también. ¿Adónde vamos?
-Pues había pensado en ir  a cenar al restaurante italiano que está cerca del parque.
-Me parece buena idea. ¿Y luego?
-Luego ya pensaré donde llevarte.
-Vale… parece buena idea.
Empezamos a andar hacia el restaurante, me metí las manos en los bolsillos y ella me cogió por un brazo. Me puse algo colorado, estaba tan feliz y, además, ella era mayor que yo, me sentía un chico con suerte.
-¿Y qué estudias?- pregunté interesado.
-Estoy haciendo un doble grado de física y química.
-Uff… Eso parece difícil.
-Lo es, pero me gusta.
-Eso es lo importante.
-¿Y tú qué quieres estudiar?
-Quisiera ser ingeniero aeroespacial, pero la nota no me dará, o eso creo.
-Seguro que la sacas, parece una carrera interesante.
-Ojalá.
-¿Este es el bar?
-Sí, ¿pasa algo?- temí
-No, es magnífico.- dijo maravillada
-Me alegro de que te guste. Ven, voy a preguntar por la reserva que hice.
-¡Qué gentil!
Pregunté al camarero sobre la reserva y nos llevó hasta la mesa. Ambos pedimos una coca cola de bebida y ella quiso pedir unos panecillos como entrante hasta que decidiéramos qué más pedir. Ella pidió unos raviolis a la carbonara y yo pedí una pizza de la casa, y de entremeses pedimos una fondue y unos nachos con queso y carne. Cuando el camarero se fue, empezó a hablar.
-Espero que nos llegue el dinero.- dijo algo preocupada.
-No te preocupes, yo pago.- dije sonriendo.
-No puedo dejar que pagues tú.
¿Por qué no? Yo te he invitado, insisto.
-Oh… Gracias, eres una caja de sorpresas.
-Jajaja, no es para tanto.
-Javi, ¿Pasó algo en la fiesta? ¿Por qué mi hermano se vino?
-Fue… Tuve algo de culpa…- dije preocupado.
-¿Os peleasteis?
-No. No es eso. Le molestó algo que hice, pero no le hice nada malo a él, es que…
-Seguro que es por una chica.
-Sí, fue por eso. Mi ex, que no me deja en paz.
-Entiendo. A mi hermano le gusta esa chica, ¿no?
-Sí, es eso.
-Es raro
-¿Por qué?- pregunté muy sorprendido.
-Porque mi hermano es gay.
En ese momento el camarero llegó con los entrantes y me puse a comer. Ella me miró.
-¿No lo sabías?
-No, no lo sabía.-mentí.
-Pues no le digas nada, le cuesta decirlo.
-Vale. Bueno ahora comamos antes de que la comida se enfríe.
-Me parece muy bien.
Estuvimos en el restaurante hasta las 11:15 de la noche. Charlamos de nuestros intereses, cosas de nuestra vida, de lo que nos gusta y nos disgusta, mientras comíamos. Es una buena chavala y me estaba empezando a gustar.
Cuando salimos del restaurante fuimos a dar un paseo. La llevé a un monte que había a las afueras de la ciudad en moto. Allí estábamos solos los dos, tumbados, mirando las estrellas. Era un paisaje bellísimo.
-¡Qué bonito lugar!- dijo ella feliz.
-Sabía que te gustaría.
En ese momento, ella se levantó y se puso encima de mí.
-¿Te gusta lo que ves?- dijo mordiéndose el labio.
-Me encanta.- dije sensualmente.
Levanté la cabeza y nos besamos. No podía parar, era increíble. Besaba muy bien y estaba disfrutando. Ella tampoco parecía estar molesta. Nos tendimos de lado mientras seguíamos besandonos. Puse mi mano en su espalda y la fui bajando, pero ella fue más rápida y antes de que yo tuviera mi mano en su culo ella ya tenía la suya en el mío. De pronto la mano que tenía en mi culo la movió hacia la parte de delante y empezó a tocármela. Separamos nuestros labios y su mano aún seguía ahí.
-Mejor que no.- dijo mientras quitaba la mano.
-No pasa nada.- le dije tranquilo.
-Me ha encantado la noche. Ojalá repitamos.
-Claro, el fin de semana que viene.
-No creo que pueda, ya te aviso yo.
-Vale.
-Llévame a casa por favor.
-Ahora mismo.
Nos volvimos a besar y nos levantamos. Se abrazó fuertemente a mí cuando estábamos en la moto.
-¿Te molesta?- preguntó preocupada.
-Para nada.- dije feliz.
-Gracias.- dijo sonriendo.
Tardamos 10 minutos desde donde estábamos hasta su casa. No dijo nada, pero sentí cómo me abrazaba fuertemente. Cuando llegamos a su casa, se bajo, y nos volvimos a besar.
-No estás mal para ser un año menor que yo.- dijo riendo.
-¿Qué te esperabas?-dije riendo.
-Adiós, Javier.
-Hasta mañana, Natalia.
Regresé a mi casa e intenté no hacer mucho ruido, pero no sirvió de mucho, mi madre estaba levantada.
-¡Javier! ¿¡Dónde estabas!? ¡Son las dos de la madrugada y mañana tienes colegio!- dijo mi madre enfadada.
-Se me ha hecho tarde. No te preocupes.
-¡Qué no me preocupe! ¡Mañana a las 6 estás en pie!
-¡Pero mamá, no es justo!
-¿¡Quieres no salir el próximo fin de semana!?
-Vale… Hasta mañana.
-Hasta mañana.
Me preparé para dormir y me fui a la cama. Estuve pensando en la gran noche que había pasado con Natalia. Creo que empezaba a sentir algo. Dejé de pensar ya que mañana tenía que levantarme temprano y me quedé dormido al rato. Mi madre siempre cumple lo que dice.

sábado, 4 de febrero de 2012

Capítulo 3


Capítulo 3.  Resaca arrepentida.
El ruido de la puerta de la casa me despertó, era Ángel. Me sentía bastante mal y apenas podía abrir los ojos. Ángel me hizo un gesto para que fuera a hablar con él y eso hice.
-¿Qué quieres “pesao”? – pregunté desganado.
-Buena resaca, ¿no? Te lo mereces- dijo Ángel riéndose.
-¡Qué gracioso…! – dije irónicamente.
-Así que te tiraste a Laura. Vas de mal en peor.
-¡Ostia, Laura! La dejé arriba durmiendo.
-Tranquilo fiera, aún duerme.
-Menos mal, no tengo ganas de nada.
-Deberías irte a casa, no te preocupes por recoger, estos gandules me ayudan.
-Gracias, la verdad es que no tengo ganas de hablar con Laura ahora, me voy antes de que se despierte.
-Vale, nos vemos tío, luego te busco.
-Ok.
Recogí mis cosas y me fui rápidamente antes de que nadie se despertara, pero cuando llegue a la puerta Marta estaba esperándome.
-¿Te ibas ya?- preguntó inocentemente
-Ahh… sí- dije sorprendido.
-Pues me voy contigo, ya he hablado con Ángel. No creo que puedas llegar bien a tu casa con esa resaca.
- Gracias fea.
Anduvimos un rato callados hasta que Marta empezó a hablar.
-¿Por qué lo hiciste?- dijo algo mosqueada.
-¿A qué te refieres?- dije sin enterarme de lo que pasaba.
-Lo sabes muy bien, el numerito de anoche.
-Estaba borracho…
-No es muy buena excusa. Mira, no sé nada de Alex, pero sé que os ha pasado algo y viene de antes de la fiesta.
-¿Te diste cuenta?
-Hablasteis debajo de la ventana del baño anoche y yo estaba ahí. Me enteré de lo que Alex hizo en tu casa el otro día.
-Ya…
-Después de saber que quiere contigo te tiras a Laura. Eres  un insensible.
-Mi sentimiento hacia él no es mutuo.
-Aun así, podríais cortaros un poco, sobre todo tú que dejaste a Laura.
-La dejé porque es muy pesada y ya no la quería como novia.
-No te entiendo.
-Ni yo.
Le pedí a Marta que dejara el tema, me dolía la cabeza y no tenía ganas de hablar. Hasta que llegamos a su casa no hablamos, y allí solo para despedirnos. Yo vivo al lado suya.
Llegué a casa e intenté no hacer ruido para poder acostarme. Tuve suerte, no había nadie en casa. Me acosté y me dormí.
Esa tarde tuve un sueño muy raro. Estaba en la casa, pensé que estaba en mi casa. Escuché unos pasos atrás mía.
-Javi ven, vamos arriba.-dijo Laura.
Laura me volvió a meter en la habitación y empezó a besarme. Después se desnudó. Yo le iba ayudando mientras la besaba. La tiré suavemente en la cama y fui bajando lentamente. De pronto escuché una voz de hombre diciendo sigue sigue, abrí los ojos y vi a Alex en vez de a Laura. Yo seguía besándole y él disfrutaba mientras lo hacía. Cuando iba a hacerle algo más me cogió y dijo –Te tengo.
Me desperté y me caí de la cama. Estaba sudando y algo conmocionado. Me levanté del suelo pensando en ese sueño que para mí fue más bien una pesadilla. Con el golpe, mi madre, que había llegado ya a mi casa, entró en mi cuarto.
-¿Qué ha sido ese golpe?-dijo asustada.
-Nada mamá, me he caído de la cama.
-¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?
-Sí, estoy bien.
-Vale. Vente a comer, son las dos y media ya.
-Vale mamá, voy ya mismo.
Estaba muerto de hambre y necesitaba comer. Cuando terminé de comer, pensé en qué haría por la tarde. Pensé en ir a casa de Alex a pedirle perdón por lo que hice en la fiesta, aunque fuera más bien porque Marta me echó la bronca.
Llegué a casa de Alex, que no estaba muy lejos de la mía, y llamé a la puerta. Abrió la puerta su hermana. Me quedé pasmado, era guapísima, tenía unos ojos verdes preciosos, era algo más bajita que yo y delgada y tenía un año más que yo, se llamaba Natalia.
-Hola. ¿Quién eres?-dijo Natalia.
-Ehh… Soy Javi, un amigo de Alex.
-Alex no está en casa.
-Entonces vendré más tarde.
-No, no, pasa y siéntate en el sofá. La verdad es que me vienes de perla.-dijo feliz
-¿Por qué?- dije extrañado.
-Le compré una camisa a mi hermano por su cumpleaños y tú eres más o menos como él, ¿puedes probártela por favor?
-Claro- dije feliz.
Entré en la casa. Era bastante grande y estaba muy bien decorada.
-Ohh, perdona mi descortesía. Me llamo Natalia y soy su hermana como habrás notado.
-Ya, lo noté cuando dijiste que le habías comprado una camisa a tu hermano.
-Bueno, aquí está la camisa. Por favor, pruébatela.
Cogí la camisa y me la puse. Me quedaba genial.
-¡Es perfecta!- dije.
-Sí, muchas gracias.
-Si no me necesitas para nada más, creo que me iré.
-No, quédate. Siéntate en el sofá y espera aquí.
Nos sentamos en el sofá y empezó a hablar.
-Bueno, ¿qué tal mi hermano? ¿Se lleva bien con los de la clase?
-Ehh… Sí. Acabamos de conocerlo, pero es buena gente.
-Me alegro. ¿Y en la fiesta?
-En la fiesta estuvimos bien.
-Pensé que os ibais a quedar a dormir.
-Alex se vino antes solo. No sé el porqué.
-Amm… Entiendo. ¿Y a qué has venido?
-Venía a hablar con Alex sobre una cosa de la fiesta.
-Entiendo. ¡Tarda mucho!
-Creo que me iré entonces.
-Bueno, vale, le diré que viniste.
-Vale, gracias. Oye… una cosa.
-Dime.
-¿Te apetece ir por la noche a algún lado?
-¿Me estás invitando a salir?
-Sí
-Vale… no me parece mala idea.
-¡Genial! Te recojo a las 10, no lo olvides.
-Estaré preparada.
Me levanté del sofá y me dirigí a la puerta mientras ella me acompañaba. Volví a mi casa y pensé en la noche que iba a pasar con Natalia.