Capítulo 10. La celebración perfecta.
Nos paramos enfrente de la casa. Se escuchaba la música desde
la puerta de la casa por lo que me parecía el volumen perfecto. Llamé a la
puerta y David nos abrió.
-
Menos mal que llegas, y traes compañía. Qué bien.
-
No me iba a perder, no te preocupes.
Fuimos al salón principal, era enorme y las mamparas daban al
jardín, el cual tenía la piscina climatizada. No parecía el mismo que yo dejé
por la tarde. David me miró y se río como si supiera lo que pensaba.
-
Han venido varios compañeros del instituto, los
hemos invitado entre todos. – dijo David informándome.
-
Eso es genial. – dije alegre.
Me parecía buena idea ya que así no éramos los mismos de
siempre y podíamos conocer a más gente aparte del típico hola de algunos días en
los pasillos.
En ese momento vi a Marta y al novio. Estaban algo separados
del grupo y muy acaramelados, como siempre. David no soportaba mucho la idea de
tener que verlos, pero no podía hacer nada. Nuria y Laura vinieron a
presentarme a varios amigos que habían conocido en sus vacaciones del verano
pasado. Había mucha gente y pensé que la fiesta sería todo un éxito de la
noche. La gente empezó a sacar la bebida. Cada uno había traído una botella de
algo y, entre lo que habíamos comprado y lo que trajeron hubo suficiente bebida
para todos, diría que hubo demasiada.
Ángel, Miguel y David vinieron con un vaso para mí y nos
sentamos en el sofá los cuatros a hablar. Después de terminarme mi primer vaso,
fui a llenármelo otra vez y vi a Alex con su “amigo especial”. Estaban bebiendo y me pareció raro ya que no recuerdo
haber visto a Alex bebiendo antes. Me acerqué a ellos y Alex me saludó
sonriente.
-
Hola Javi. – dijo Alex feliz.
-
Hola a los dos. – dije intentado ser cordial con
Leo.
-
Hola… - dijo tímidamente.
-
¿Por qué no venís con todos? – dije extrañado.
-
Estábamos hablando de algo, pero ya vamos. Venga
Leo.
Cuando iba a volver con todos, mi prima y sus amigas me
cogieron y mi prima empezó a preguntarme.
-
¿Es él? – mientras señalaba con el dedo a Alex.
-
Sí, ese es el chaval y el otro es su… amigo
especial, creo.
-
Qué pena, a mi amiga le gustaba el amigo.
-
No creo que esté interesado.
-
Bueno, cosas más raras se han visto.
Cuando ya todos estábamos bastante contentos, apartamos las
cosas del salón para hacer un gran hueco en medio de este para poder bailar.
Sin duda, me encantaba la fiesta. Todos bailaban, bebían e intentaban meter
cuello.
En ese momento, Ángel me cogió por el cuello y me señalo a dos
chicas bastante guapas, (así es como me decía “las presas” de la noche). Esa
noche no quería ningún cotilleo sobre mí porque ya bastante hubo con lo que
pasó entre Marta y Laura.
-Vale, yo cojo la que tú no quieras, pero no va a ser como
siempre. – le dije.
-Cada vez tienes más tías detrás de ti y tú pasando de ellas.
-Eso quiere decir que no necesito liarme con ninguna para ser
feliz.
-Tú te lo pierdes.
Ángel y yo fuimos a buscarlas y bailamos con ellas. Ángel no
tardó ni 5 minutos en besarla. Lo que tardó en preguntarle cómo se llamaba y en
que curso estaba, todo lo de después fue un paseo.
Yo, sin embargo, bailaba con la otra que me miraba deseosa
pidiendo a gritos, bésame. Como vio que solo bailaba, ella quiso ser la que
diera el primer paso, pero le puse la mejilla y se quedo extrañada.
-Lo siento, tal vez me arrepienta, pero no quiero.- Le dije
mientras le daba un beso en la mejilla y me iba.
Busqué algo con que llenarme el vaso. Ya había perdido la
cuenta de cuantos llevaba, pero me daba igual. David se acercó tambaleándose.
Al llegar, me dijo:
-La guarra esta se cree que me va a arruinar la noche.- Dijo
David gritando.
-Cálmate y salgamos fuera.-Le dije tranquilo.
Cogí a David del brazo y lo llevé al jardín antes de que
dijera más cosas de las que pudiera arrepentirse.
-¿Eres tonto? ¿Qué te crees que haces? – Le dije enfadado.
David me miraba triste y agachaba la cabeza.
-¿Ahora no vas a decir nada?
-Lo… siento… - Dijo vagamente.
-Venga, hay más mujeres, y lo sabes.
David me abrazó fuertemente. Pensé que iba a llorar.
-No vayas a llorar, que estamos de fiesta. – Le dije alegremente.
-Ya…
-Y alegra esa cara, que vea que eres fuerte.
David me soltó y entro saltando a la fiesta. Realmente, cuando
estaba borracho parecía bipolar, pero eso era mejor, por lo menos para mí.
Entonces, recordé que aún no estaba lo suficientemente borracho y me cargué más
el vaso. Seguro que iba a querer olvidar la noche porque siempre pasan cosas.
Entré en el salón y, con la luz de discoteca parecía que no
estábamos en una casa. Nuria estaba en el mueble bar que había en una parte del
salón, sentada en una butaca apoyada en la barra. Me pareció raro ya que ella
siempre era de las más fiesteras, así que fui a hablar con ella. Cuando estaba
a punto de llegar hasta ella, un chico la invito a bailar y no pude
alcanzarla. Creo que iba a pasarlo bien
con el chaval.
Ya la bebida me afectaba,
no veía bien del todo y creo que alguna gente desapareció, pero me dio
igual, yo seguí bailando hasta cansarme. Tuve que salir afuera a que me diera
el aire. Allí me encontré a Nuria con el chaval que la invitó a bailar, a David
y varios más. David vino corriendo hacia mí, apenas le entendí. Algo sobre Leo,
y la pared y que Alex había salido de la casa solo. Eso me asustó y salí
corriendo a buscarlo.
No sé cómo llegué a encontrar a Alex, pero lo conseguí. Cuando
lo encontré, en una plaza pequeña, estaba sentado y algo triste.
-¿Qué haces aquí? – Le pregunté extrañado.
-Nada. – Dijo distante.
-Sabes que no es verdad.
-Leo…
-¿Qué pasa con él? – Dije desinteresado.
-Está borracho…
-Como tú y yo.
-¿¡Por qué lo haces!? – Dijo enfadado.
-¿Por qué hago qué? – Dije sorprendido.
-¿¡Por qué me tratas así!? No deberías…
-Eres mi amigo.
-Yo no quiero serlo. – Dijo serio.
Se levantó y se fue hacia la casa. Yo me quedé sentado, sin
palabras, triste… No entendía por qué me había dicho eso. ¿Tan mal me había
portado con el?
Volví a la casa despacio, con la cabeza gacha, pensando en qué
hacer al llegar. Seguía mal por lo de Alex. Decidí no pensar más en eso y beber
más. David me abrió la puerta y me dio un abrazo mientras me susurraba.
-Lo siento. – Dijo apenado.
-¿Por qué?
-Por lo de Alex.
-¿Cómo lo sabes?
-Todos lo sabíamos, pero tú no querías darte cuenta.
-Déjame. – Dije de forma arisca.
David volvió con la gente a la fiesta y yo cogí otro vaso, lo
llené y me metí en un cuarto. Me senté en una cama y apoyé la espalda contra la
pared.
Laura entró en el cuarto y se sentó a mi lado. Ella empezó a
hablarme mientras yo solo escuchaba.
-Me recuerda a mí. – Dijo mientras me sonreía. - ¿Recuerdas
cuando en la fiesta a principio del curso hablaste con él? Ha sido más o menos
lo mismo, ¿verdad?
Yo la miraba mientras agitaba el vaso y a veces bebía de él.
-¿Quieres que me quede contigo un rato? – Dijo algo triste.
-Haz lo que quieras.
Se acercó a mí y me abrazó.
-Sigues siendo igual de cómodo. – Dijo.
No entendía por qué todos lo sabían si no había dado tiempo a
que lo contara.
-Voy a decirle que venga, debéis hablar.
-Haz lo que quieras.
-No vuelvas a decirme eso. – Dijo mientras me miraba con cara
de pocos amigos.
Laura salió de la habitación y al rato la puerta se volvió a
abrir. Era Alex. Se acercó a mí y se sentó a mi lado.
-¿Vas a explicármelo? – Dije enfadado.
-No hay nada que explicar.
-Pues no lo entiendo.
-A veces, pareces tonto.
-Siento no ser quien pensabas
Nos quedamos callados y suspiró.
-Leo se ha ido enfadado se ha dado cuenta de que estaba más
pendiente a ti que a él y que eras tú quien me…
Se quedó callado y creí que iba a llorar le pasé el hombro por
encima e hice que apoyara su cabeza en mi hombro.
-No debería haberte dicho nada… - Dijo triste.
-Si Leo se ha ido no es culpa mía.
-No fue por eso.
-Pues entonces sigo sin entenderte.
-Te…
-¿Cómo has dicho?
-Qui…
-¡No lo digas! ¡No!
Levanté la cabeza de Alex de mi hombro, lo miré y me puse el
índice en la boca y empecé a pedirle silencio. Parecía un niño chico, pero el
alcohol produce cosas así.
Alex me miró casi llorando. Entonces, quité el dedo de mi boca
y puse la mano en su cara.
-No digas nada. – Le dije.
-¿Sobre qué? – Dijo mientras me miraba.
Le sonreí y le besé en la boca. Aunque ambos estábamos
borrachos, ninguno hizo el intento de que el beso fuera a más, solamente un
beso, y luego otro más.
Me separé de él y lo miré con los ojos muy abiertos. Él estaba
feliz y yo… No sabría describir mi estado en ese momento. No sabía que había
hecho. ¿De verdad lo había hecho? Me acosté en la cama mientras él me hablaba.
Yo emitía sonidos como si dijera que lo estaba escuchando, pero no era así. Al
final acabé escuchando un murmullo hasta que me dormí. No sé si Alex tardó
mucho en darse cuenta, pero estaba muy cansado y, después de todo, necesitaba
descansar.
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